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Un uruguayo de 62 años, con residencia legal en territorio argentino, reclama parte de una multimillonaria herencia familiar que se remontaría al año 1845, cuando el gobierno colorado de Joaquín Suárez aceptó vender la Plaza Cagancha a Antonio Montero Iglesias para resistir el asedio de Juan Manuel de Rosas y Emilio Oribe.
Las barracas, casas y demás propiedades que Montero Iglesias había comprado a su amigo y socio Samuel Fisher Lafone ya estaban ocupadas por tropas militares y chacareros vecinos a la ciudad amurallada, que buscaron refugio donde estaba el llamado "mercado de frutos", a pleno aire libre.
El prestamista obtuvo del gobierno un interés por los carros que llegarían hasta la plaza, que seguiría siendo pública.
El "heredero" alega que su antepasado fue leal en las invasiones inglesas, en el ataque a la ciudad de Paysandú, en la Defensa de la Ciudadela, y que su dinero y bienes abatieron la hambruna de la ciudad sitiada y acogieron en Plaza Cagancha a quienes escapaban del "toque a degüello" de la época, "lo que me convierte en el dueño absoluto de dicha plaza o tierra entregada por Joaquín Suárez", según dice.
Antonio Carlos Alberto Uhagón de Souza, un sobrino tercero de Montero Iglesias, entregó a LA REPUBLICA transcripciones de actas notariales y registros judiciales para fundamentar su reclamo sucesorio.
El fraude del testamento nunca se probó. Pero Uhagón anhela ser resarcido e indemnizado por unos 50 millones de dólares.
El testamento, firmado en 1974 pero ejecutoriado en 1981, nunca fue impugnado por sobrinos directos del fallecido ni por ningún otro familiar. Los 50 millones de dólares equivaldrían a los 16 mil pesos en plata que Montero Iglesias entregara al gobierno por la adquisición de la plaza con el mercado que abastecía a la ciudad.
El reclamante Uhagón de Souza recurrió sin resultado ante Justicia Civil. El 13 de agosto de 2001 se presentó ante el Juzgado Departamental de Paz de 2º Turno. Su abogado no se presentó a la audiencia de conciliación que se fijó para el 19 de noviembre con los abogados del Automóvil Club del Uruguay. Hubo una segunda audiencia el 19 de diciembre, pero no hubo acuerdo entre las dos partes en litigio.
El testamento que habría sido fraguado, según afirma Uhagón de Souza, habría sido firmado por su tío, Eduardo Iglesias Montero, el 14 de mayo de 1974. Uhagón aduce que su tío ya contaba con 76 años y que padecía ceguera por glaucoma, además mal de Parkinson. También estaba bajo "tratamiento con psicofármacos".
Uhagón argumentó que su tío dejó un "testamento ológrafo", del tipo de voluntad testamentaria que el propietario deja escrito y firmado en documento para ser protocolizado con posterioridad. El documento como tal estuvo en un cofre de seguridad hasta que su tío falleció, soltero y sin hijos el 15 de agosto de 1981.
"El testamento ológrafo", acusó el sobrino tercero, "no pertenece al puño y letra de don Eduardo Antonio Iglesias Montero, sino que aparece escrito a su ruego de la mano del doctor Guillermo Federico Costa, y entregado al escribano Pedro W. Cersósimo". La raíz del litigio estriba en que el testamento declara como heredero "único y universal" de todos los bienes al Automóvil Club del Uruguay (ACU).
El reclamante desheredado asegura haber recurrido a una pericia caligráfica y que el texto del testamento indica, a su entender, "graves irregularidades" con palabras sobrescritas con diferente grafía, impresas sobre espacios en blanco, y en algunas líneas, en tiempos posteriores al documento cuestionado por Uhagón de Souza.
Uhagón de Souza tramitó inclusive el pedido de una investigación parlamentaria.
El gobierno colorado de Joaquín Suárez recibió de Antonio Montero Iglesias 16 mil pesos en plata. Un documento firmado por el presidente Suárez y por su ministro de Hacienda José de Béjar indica que la esposa del acaudalado inversor, Matilde Raña de Montero, tramitó la escritura de venta de la plaza y que luego abonó ocho mil pesos al inicio, cuatro mil casi de inmediato, y otros cuatro mil tras la escritura. Parte del pago eran créditos del Estado que Montero Iglesias tenía a su favor por concepto de alquiler (y sus respectivos intereses) de sus propiedades linderas a la Plaza Cagancha, donde se acuartelaban tropas que resistían a rosistas y oribistas, lugar adonde acudían chacareros y quinteros que pretendían evadir la guerra civil.
Por esa fecha, el Jefe Político de Montevideo, Manuel Aguiar, encomendó diseños a algunos escultores para erigir una estatua celebratoria de la finalización del conflicto. El proyecto seleccionado fue el de del escultor Giuseppe Livi (José Livi), italiano de larga y reconocida actuación en el medio, que representó una alegoría a través de una figura femenina empuñando en su mano derecha una espada y en la izquierda una bandera.
Fundida en el bronce de los cañones de esta última contienda civil, la escultura fue colocada en el centro de la Plaza de Cagancha, en la cima de una columna de mármol. Fue inaugurada el 20 de febrero de 1867 y se le dio el nombre oficial de "Estatua de la Paz". Fue el primer monumento público de Montevideo. En 1887, la estatua fue bajada del pedestal con el fin de reparar los daños causados por un rayo. En aquel momento, la espada fue sustituida por unas cadenas rotas, quitándole ambigüedad al primer símbolo de pacto republicano entre los partidos.
A inicios del siglo XX, el intendente Ramón V. Benzano le encomendó al paisajista francés Charles Thays el embellecimiento de esta plaza.[1]
En 1939 la Junta Económico Administrativa decidió bajar nuevamente la columna, que fue colocada en el patio del Museo Blanes, donde permaneció hasta 1942, año en el que fue nuevamente instalada en su pedestal, empuñando por segunda vez la espada.
En torno a esta plaza, se ubican varios edificios de importancia para el país. En el lado Sur está ubicado el Palacio Piria, sede de la Suprema Corte de Justicia que fuera casa personal del empresario uruguayo Francisco Piria. Frente, se encuentra el edificio que ocupaba la empresa de transportes ONDA el cual, desde inicios de 2009, aloja dependencias judiciales. Más allá, en el lado oeste, se encuentra el Hotel Balmoral.
En la esquina suroeste se encontraba el palacio Hebert-Jackson, un edificio de estilo renacentista italiano construido en 1891 por los arquitectos alemanes Parcus y Siegerist, que había sido mandado edificar por Emilio Reus y proseguido por Juan D. Jackson. El edificio tenía 4 plantas, y tuvo el primer ascensor que se instaló en Montevideo. Fue sede de la Intendencia Municipal de Montevideo y de los Consejos de Administración de Montevideo desde fines del siglo XIX hasta el año 1941. Fue demolido en 1979. Actualmente se levanta un moderno edificio de oficinas, con locales comerciales en la planta baja sobre la Av. 18 de Julio.[2]
En el lado Norte de la plaza se encontraba el legendario Café Sorocabana. También de ese lado se encuentran el Cine-Teatro Plaza, el Ateneo de Montevideo, el Museo Pedagógico José Pedro Varela y el Teatro Circular.
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Categories: TEATRO. Author: PlazaLibre